Esta pequeña piedra de no más de 10 cm. la encontré el pasado año en una caminata por las montañas de León. Me ilusionó enormemente. Apenas hizo falta limpiarla siquiera. Me pareció de un realismo y una sugestión impresionantes, esos dos picos a diferentes alturas, ese suelo pedregoso y abrupto propio de la alta montaña, que parece invitar a la escalada, esos restos de un nevero arrastrado en la ladera y ese otro pequeño reducto de nieve limpia en una grieta cerca de la cima, le dan un aspecto de montaña totalmente creíble.
Como no podría ser de otra manera, le he construido su daiza. He utilizado madera de castaño teñida con tinte al disolvente de color nogal con una mínima parte de betún de judea para oscurecerla levemente y como acabado le he aplicado aceite de lino.